Odio y egoísmo.

Odio y egoísmo.


¿Cuántas veces, hermanos, nos hemos hecho esta pregunta? -¿siento odio hacia esta persona?-
Yo, sinceramente, en multitud de ocasiones SÍ. El diablo siempre aprovecha cualquier oportunidad para confundir nuestras almas, justificando ese odio con una razón de causa mayor, ya sea: el desmoronamiento de la Patria, blasfemias contra Nuestro Señor y la Santísima Virgen, las riñas familiares, las nuevas doctrinas diabólicas, la situación de nuestra Iglesia y un sinfín de motivos. 
Los otros días tratamos muy por encima el tema del odio en nuestra última tertulia, pero hoy quiero explicarme mejor, ya que no era el tema principal que tratábamos en el vídeo.
Miren, hermanos, como Católico que soy, si mañana Dios decidiese que es mi último día, os aseguro, que no querría presentarme ante él sabiendo que he guardado rencor u odio hacia alguien; pediría perdón y perdonaría a todos los que ofendí y me ofendieron. Esa virtud, debemos practicarla los cristianos. 
El odio te consume, el odio te confunde y hace crecer tu egoísmo y tu orgullo, el odio es una arma más del malvado para llevarnos hacia su terreno y enfriarnos en nuestro camino hacia la Santidad.
Hago especial hincapié en la confusión que produce el odio; no debemos confundir la justicia, la lucha por la cruz, con el odio; es una tarea difícil, pero nada imposible con la ayuda del Espíritu Santo.
Justos, valientes y luchadores, sin duda, pero separándolo del odio; nosotros no podemos odiar ni a nuestro mayor enemigo, hasta en la trinchera de enfrente debemos luchar y vencer, pero no queriendo la aniquilación total de tu enemigo sino la conversión, para ello, debemos ser ejemplo. 
Aquel que pretende eso, la muerte y aniquilación, se convierte en un comunista, un liberal (como ocurre hoy día con nuestro gobierno y con el pensamiento único que impone el orden mundial) un esbirro de satanás.
También quiero puntualizar el egoísmo que produce este mal; miren ustedes, hermanos, cómo están las familias hoy día: peleas encarnizadas entre hermanos, entre padres e hijos, divorcio, aborto, eutanasia, y todas estas cosas, fruto del odio, que a su vez lleva al egoísmo.
La mujer que queda embarazada en una noche de juerga y va corriendo a un abortorio para solucionar su "problema", los hermanos que pelean entre sí, que se tiran años sin dirigirse la palabra por una herencia de un padre que ya anciano, antes de morir, asistía a las peleas ante estos egoístas.
La mujer o el hombre que deciden divorciarse para librarse de "unas cadenas" que desean vivir su vida sin ataduras, turnándose los niños un fin de semana u otro, como si fueran mercancía ¿No creen que es vomitivo todo esto?
Marcas, fiestas, móviles; muchos montan en cólera contra sus padres para que les den dinero para salir, inclusive les agreden. Quieren lo más caro para lucirlo en "Instagram" o como se escriba eso.
El mal se jacta de todo este odio, de toda esta corrupción. Nos enfrentan unos a otros con problemas y conflictos que no existen, enfrentan a niños contra niñas, blancos contra negros, intentando enterrar bajo el asfalto lo único posible para vencer al diablo, para vencer al mundo, para la salvación: LA CRUZ.
Buscan soluciones a sus preguntas, en antidepresivos, cuando la respuesta está en la Sagrada Biblia.
Buscan paz de algo, no saben ellos ni qué, cuando la verdadera paz está en la oración a solas con Dios, en el rezo del Santo rosario, en cumplir la voluntad del Altísimo, en la contemplación.
Buscan la salvación en dejarse llevar por sus pasiones, cuando la única salvación posible viene de los sacramentos que solo la Iglesia católica puede ofrecer.
Y no me digan que a veces no piensan -¿estoy loco? ¿acaso soy yo el que está equivocado? Quizás sea yo el equivocado y deba entregarme a los dictámenes del mundo moderno- Nada de nada, todo ello son confusiones, una neblina que pasa por tu mente y por tu alma; los Apóstoles sabían muy bien a dónde iban y por quién iban, los Santos igual, no nos dejemos engañar por esa oscura neblina.

Miras a tu alrededor y ves una sociedad que ha olvidado a Dios, quizás tengas que ir a un centro comercial a comprar unos pantalones, una camiseta, y sales asqueado ¿no es así? la ideología perversa que nos están intentando imponer está por todas partes, la gente está "empanada" solo una cosa: ¡consume! Lo ves, es fácil verlo y no puedes evitar cabrearte. Cabrearse es normal, lo que no podemos permitir es que el odio nos consuma.
Y sabemos que el enemigo empuja con fuerza, también sabemos que nosotros podríamos hacer más de lo que hacemos (un servidor el primero) pero no hacemos nada. Porque nosotros también somos egoístas (yo el primero) buscamos nuestro bienestar antes que el bienestar general, no somos una comunidad, ¡admitámoslo! Hay gente que se tira trabajando día y noche por sus falsas ideas, falsas, pero ahí están. Nosotros tenemos a Dios, tenemos a su iglesia, y muchas veces nos relegamos a la simple pasividad, a verlas venir.
Esto no es un juicio a nadie, es un reproche a mí mismo que quería compartir con ustedes por si alguien se da también por aludido y piensa de igual manera; lo tenemos todo, luchemos como lucha un verdadero católico, no como un comunista, no como un liberal.
Luchemos por la verdad, por el más alto ideal de todos: la cruz.
Luchemos por reestablecer el reinado de Cristo como ya hicieron en su momento, San Fernando, San Luis o Santa Isabel la católica, sin odio visceral.
Seamos humildes de espíritu como La viuda pobre, como el que recibe al amigo inoportuno en su casa a altas horas de la noche para prestarle su ayuda.

Laus Deo.
A.M.O.C



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